El canto de los pájaros
Encontrando en lo cotidiano, claves para volver a la vida.
Más que la alarma despertadora o el escándalo del gallo, si hay un sonido que para mi identifica el inicio del día es el de las bandadas de pájaros - diversos más o diversos menos.
Aclare donde aclare, algún pájaro despertará cantando su canción. Y qué tanto sabemos del por qué?
No mucho, la verdad, pero para efectos de esta pildorita, me quedo con la teoría de que es cantarle a estar vivo. Se sobrevivió a la noche oscura para empezar el día con escándalo. Un ave sana es un ave que canta. Largo para llamar la atención de una posible pareja, corto para marcar el territorio.
Aunque no nos percatemos de ello, el canto de las aves crea paisajes sonoros a nuestro alrededor, moldeando nuestra pertenencia a un lugar. Si prestáramos atención, podríamos perfectamente utilizar su canto para crear un mapa de nuestro entorno.
En los bosques de Papúa Nueva Guinea, al pie del extinto volcán Bosoni, las comunidades locales utilizaron durante milenios la escucha activa para el registro científico. Los pájaros cantan la historia de cuándo viene la lluvia, los cambios en la temperatura y humedad ambiental - toda clase de detalles atmosféricos que nosotrxs solo podemos notar con la ayuda de máquinas.
Así, los Bosoni fueron capaces de crear mapas sonoros cuando un pariente deja este mundo, componiendo canciones complejas que describen a la perfección los lugares donde estos cazaban o atendían a las plantas. Estos mapas, basados en lo que vería un pájaro sobrevolando el paisaje, son capaces de describir detalles sobre la calidad de la luz o el sonido del agua. Al ubicarlos todos en un GPS, investigadores lograron identificar más de 7 mil lugares. Una cartografía poética del bosque.
El canto entre las aves se transmite. Algunas lo aprenden por código genético pero muchas otras lo van tomando de su entorno. El carricero políglota, por ejemplo, se cría en el centro y este de Europa, pero pasa los inviernos en el sur de África. Durante su primer año de vida incorpora los cantos que escucha a su repertorio personal. Una vez pasado este tiempo su “lenguaje” queda sellado y al escuchar su canto, es posible trazar un camino migratorio, captando las tonalidades de más de 80 especies distintas, aprendidas en la ruta y el destino.
En el folklor popular los pájaros transmiten mensajes - agüeros -, anuncian lluvia o la llegada de extranjeros.
Para los Yaghan, casi extintos al sur más sur de la Patagonia, ellos enseñan lecciones: Un colibrí (omara, o pequeño espíritu) es el encargado de matar a un zorro que acapara agua tras una gran sequía, para enseñarnos que compartir es un deber. Entre las comunidades indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta, el barranquero anuncia las visitas, y fueron los guacamayos y colibríes quienes trajeron el maíz y la hoja de coca, cultivos esenciales para la vida de estos pueblos originarios.
Parte de la gran comunidad Bosoni, son los Kaluli. Entre ellxs cantaba el muni, una especie de tórtola cuyo sonido gutural es asociado con el luto. Alrededor de ella, los Kaluli tejieron mitos, metáforas y detalles precisos de historia natural capaces de proporcionar claves para entender sus conexiones personales con la tristeza, la capacidad de llorar, poesía, interpretación y más.
Hablo en pasado pues los pies del volcán Bosoni ya no son lo que eran cuando el investigador Steven Felds llegó en los años 70 a documentar sus prácticas culturales. Tras la llegada de misiones evangélicas al territorio mucho de este conocimiento ancestral se fue perdiendo. Aún así, las generaciones actuales se aferran a los conocimientos perdidos a través de la música, utilizando guitarras y ukeleles para crear sus composiciones en un género que ellxs mismos llaman gita gisalo (canción de guitarra ceremonial).
Qué tal que nunca hubiésemos perdido la habilidad de escuchar atentamente?
En el ruido y ajetreo cotidiano, pretender prestar escucha atenta a los cantos de los pájaros parece una locura. Quizás, si nos tomáramos el tiempo para ello podríamos recuperar algo de lo perdido.
Hoy día en cualquier ciudad del mundo, pareciera que solo quedan los gru gru de las palomas y tórtolas. Investigando para escribir esto, Concepción Cortés Zuleta me lo recuerda en su ensayo Sobre la historia de los cantos de las aves o los cantos de las aves como historia. Es ahí donde me entero de la existencia del muni y lo que representa para los Kaluli. Así, me hago eco de su pregunta - No será acaso la expansión territorial de las tórtolas a través del paisaje urbano, y lo poco percibida que esta ha sido, un eco del luto por la diversidad natural que hemos perdido?
Cuentan los Chibchas que en el principio, solo había oscuridad y Chiminichagua, el ser supremo, era el único capaz de dar luz a las penumbras. Un día, quiso transmitir esa luz para lo cual creó dos pájaros negros, los encargados de transmitir el aliento, la luz y por tanto la vida, al resto del mundo.
Cuando el mundo se siente más oscuro y terrible, el canto de los pájaros es una de esas píldoras de supervivencia para aferrarme a la luz. A la calma. A la sensación de que, pase lo que pase, mientras ellos sigan cantando, la posibilidad de estar bien sigue existiendo.
Me pregunto, mientras escribo estas líneas, si en Palestina y el sur del Líbano aún se escuchan cantar los pájaros entre los zumbidos de drones y las explosiones.
Científicamente hablando, tiene sentido que el canto de los pájaros devuelva la esperanza.
Son muchas las investigaciones que respaldan cómo los sonidos de la naturaleza reducen la ansiedad, mejorando la función del sistema nervioso y ayudándonos a reducir los niveles de agresión y violencia.
No creo, sin embargo, que el cantar de los pájaros logre sonar más alto que una tirada de explosiones.
Qué tal que nunca hubiésemos perdido la habilidad de escuchar atentamente? Qué tal si pudiéramos, de alguna forma u otra recuperarla?
La escucha activa nos obliga a estar presentes. Sea en una conversación, o en un bosque cargado de vida no humana. Al mismo tiempo, nos obliga a conectar con nuestro entorno, trazar nuestra propia cartografía sonora. Identificar el lugar en el que estamos a través de sus sonidos naturales.
Con el canto, los pájaros se comunican a distancia, evitan perderse. Es su herramienta para crear vínculos, reconocer y apropiarse del lugar en el que se encuentran.
En un mundo en el que nuestra atención ha sido secuestrada por pantallas que nos muestran toda clase de brutalidades, al lado de un comercial de skin care y una frase motivadora, cultivar presencia, ir al parque, al jardín, escuchar atentamente, también nos permite crear vínculos, reconocernos, apropiarnos.
Escuchar a los pájaros cantar nos devuelve, obligatoriamente y aunque sea por un momento al presente. Nos devuelve a la vida y la necesidad de preservarla.
Quizás, al usarles como ejemplo, seríamos capaces de recuperar un poquito de la conexión perdida con el territorio y con nosotrxs mismxs. Quizás, con un poquito de atención, nos daríamos cuenta de lo perdido hasta ahora, y cuán necesario para nuestra sobrevivencia y bienestar colectivo es recuperarlo.
Una lectura
Historias de la frontera, contadas por las aves - Reflexiones del Proyecto de Aves Urbanas, un proyecto transdisciplinario centrado en el estudio de las aves y su relación con los habitantes y el territorio del sur de Texas, EEUU.
Un reto
Trazar tu propia localidad sonora. Cómo suena tu entorno?