La vida es lo que pasa mientras posteo al respecto
Meditaciones, ejercicios para volver al presente y algo de autobombo
Dice la hipercrítica en mi cerebro que si no publico a tiempo, me perderé de algo.
En el remo frenético hacia la ola de la relevancia, las personas que me siguen asumirán que me retiré y los algoritmos respectivos me lanzarán hacia el fondo del barril.
Dice mi intuición, al mismo tiempo, que obviamente nada de eso es cierto. Es el estar pegada a las redes lo que me ha llevado a creerlo.
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Curioso cómo funciona esto de ser creativ@ y encima, trabajar para una misma.
Otras veces, cuando me he retrasado con la entrega de esta carta he empezado admitiendo mi responsabilidad en torno a ello. Disculpándome sin disculparme, pero sabiendo que he fallado a un compromiso.
Esta vez, sin embargo, ni me disculpo ni me justifico.
La vida es lo que pasa mientras armo un post al respecto.
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Voy compartiendo de a poco extractos de aquello que se va cocinando. Efectivamente, se vienen cositas y no le quiero poner misterio…
Mis últimos meses han estado dedicados a sacar dos ebooks, un curso online y aumentar el alcance de mi contenido.
Los jugos creativos están que hierven - por lo que de vez en cuando he tenido que recordarme de bajar el fuego a medio para que no se me queme el cerebro.
A estas alturas del año, que se siente avanzando a toda máquina, me agradezco a mí misma haberme metido en el cuento de trabajar con consciencia de lo cíclico.
Si la naturaleza trabaja en ciclos ¿Qué nos hace pensar que podríamos funcionar de alguna otra manera?
Como diría Audre Lorde, “las herramientas del patrón no podrán desmantelar la casa del patrón”.
Mientras deba seguir andando pasivamente en la rueda del capitalismo, intentaré al menos utilizar herramientas distintas - esas que se vienen transmitiendo entre humanxs de todxs lxs lugares, desde el inicio de nuestros tiempos.
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En donde estoy ya llegó el otoño.
Cada 3 meses el clima cambia notablemente aunque una esté cerquita del Ecuador. Acá el cielo se pone nublado, el mar un poco más calmo y el árbol de mango bota su follaje para darle paso al fruto.
Observando a mi alrededor ese cambio de paisaje, me topé con un capítulo del podcast de Rebecca Webber - recomendado si quieres practicar inglés y escribir como freelancer - en el que plantea hacer un reporte de fin de ciclo.
Hoja, lápiz y calendario en mano revisas en detalle lo que hiciste respecto a un tema en específico. Ella, claro, lo llevó a lo profesional y a efectos de este Delirio contaré cómo hice lo mismo en torno a mis múltiples proyectos creativos.
En la agenda de todos los días, capítulo aparte, repasé el primer ciclo del año lo más objetivamente posible.
Venga y me doy un poco de autobombo porque me di cuenta, gracias a ese repaso, que efectivamente me lo merezco.
Como Dj abrí pista para una de mis productoras admiradas, (Shanti Celeste, aló?!). Compartí cartel con artistas que admiro en dos grandes festivales y miro emocionada a lo que se confirma por delante.
Como escritora le di fin al texto de mi primer libro, lo mandé a diagramar, escribí un ebook más, me mantuve firme con Delirio Creativo y el alcance se encuentra definitivamente ampliándose.
Se viene una tienda online, le voy agarrando el ritmo a lo de las redes y defino cada vez más mi propia línea editorial.
Cada proyecto toma su tiempo y sé que podría anunciar grandes lanzamientos con bombos y platillos, mas no siento la necesidad de ello.
Trabajo para mí misma ¿qué logro y esfuerzo más grande que ese?
Dice Substack que estos ensayos quincenales los lee en promedio unas 70 personas al mes.
En cuanto a visitas en internet ese número no impresiona a nadie, pero si 70 personas al mes llegaran a mi estudio a leer esto que escribo me sentiría seguro tan abrumada como cuando tuve mi primer video viral - cosa que también sucedió este trimestre que se cierra. Comenta si quieres que te eche ese cuento.
Mientras me adapto a los sistemas de esta nueva era de creadora de contenido, me tomo también el tiempo para permitirme dar un paso atrás.
Quedarme sin señal a propósito, retrasar fechas autoimpuestas de entrega y recordarme que para crear necesito también respirar y salir ahí afuera.
Citando a mi amiga Jimena - severa artista, por cierto, ahí les dejo su último video:
“¿De qué escribo si no vivo?”
En estas salidas para llenar el pozo creativo resulté cuatro días en el Parque Tayrona, uno de mis lugares favoritos.
No viajé sola, sino con mi compañero y un cuadernito: El Mapa Subjetivo de Viaje de Aniko Villalba, ilustrado por María Luque.
Se trata de un diario de viajes repleto de entretenidos ejercicios diseñados para anclarte de vuelta al presente en el sitio que estás visitando.
Este me acompañó en un viaje por Europa hace 3 años, cuando lo compré de las manos de su escritora en una breve visita por Amsterdam. A la llegada de la pandemia resultó arrellenado un tiempo entre mis demás cuadernos, mas de vez en cuando lo fui retomando.
En mis últimos paseos lo he sacado de nuevo y me percaté que, a pesar de haber sido escrito para acompañarte en el viaje, es en realidad una excelente excusa para prestar atención a los detalles de tu alrededor, estés o no en territorio nuevo.
Llevarlo me recordó eso tan especial que es viajar para sacudirnos lo cotidiano, fórmula comprobada para retornar obligatoriamente al presente.
¿Qué pasaría si esa misma sensación la trájeramos a nuestro día a día?
Estoy segura que viviríamos vidas mucho más creativas.
He aquí algunxs de mis ejercicios favoritos para ver si te animas a aplicarlos en tus caminos - sean nuevos o rutinarios (y si visitas el Tayrona, al final te regalo las coordenadas hacia un tesorito escondido):
Lista de curiosidades y rarezas
Día analógico: Apaga el teléfono. Recorre las calles al azar, sigue tu intuición o pídele indicaciones a la gente. No dependas de la tecnología para hacer nada.
Sal a caminar por un lugar con los ojos vendados (pídele a alguien que te acompañe y documenta la experiencia).
Anota diálogos y palabras sueltas que escuches en la calle.
Frena; siéntate en un espacio público y observa todo lo que pasa a tu alrededor durante al menos diez minutos. Crea dos postales que representen este momento y mándalas por correo.
Documenta lo que pasa desde que sales de tu casa hasta que llegas al primer destino.
Escribe o dibuja 4 momentos de tu día.
Ideas de cosas para buscar a lo largo del viaje:
Un olor nuevo
Un sonido recurrente
Algo que vuele
Un libro que te encuentre
Algo que pretenda ser otra cosa
Un texto escrito a mano
Esconde un tesoro en algún lugar de la ciudad. Anota las coordenadas y/o pistas y dáselas a alguien para que lo busque…
El mío lo escondí en el Parque Tayrona y he aquí las indicaciones para encontrarlo: Avanza la ruta hacia Cabo San Juan desde la playa La Piscina.
Poco antes de llegar al Cabo verás, en una curva estrecha, una gran piedra sostenida por delgados palitos de madera a tu mano derecha. Avanzando un poco más al camino se bifurca con una piedra y verás que después de ella, la loma sube llegando a una especie de terraza a tu mano izquierda.
Camina hacia ella y verás, a tus pies y los de los arbustos una piedra gris en el piso.
Buena suerte, he ahí tu tesoro.
En lo que va de 2023 crear contenido se ha convertido en mi trabajo de tiempo casi completo. La mayoría de este contenido, como bien debes saber, lleva consigo horas y horas de trabajo no remunerado, inversiones autofinanciadas y un constante aprendizaje e intercambio.
Lo hago con mucho gusto, sintiendo que no podría estar haciendo algo distinto pero sabiendo también que el propósito final es armar comunidad a través de la experiencia compartida.
Hoy y en todo momento agradezco que me acompañes en este recorrido.
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Como siempre, una forma gratuita de apoyar lo que hago será compartiendo la información a otras personas que pueda interesarle.
Gracias, infinitamente, por estar aquí pendiente.
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